Pamela Leiva se sincera sobre la compleja relación que tiene con su padre: "No es una prioridad en mi vida"

La triunfadora del Festival de Viña, Pamela Leiva, fue la nueva invitada de Martín Cárcamo en el programa de De tú a tú, donde habló de sus logros, sus fracasos, la relación con su madre y hermana, y el lugar que ocupa su padre en su vida.

Y es que la comediante no tuvo tapujos en sincerar que el tema que marcó más su infancia fue la ausencia de su padre, cómo se comportaba él cada vez que aparecía y la escasa ayuda que le brindó.

“Mi papá es un hombre muy mujeriego, hasta el día de hoy no ha cambiado. De los que sabemos, somos 5 hermanos de cuatro mamás, pero no tengo ninguna duda de que debe haber más”, partió diciendo Pamela Leiva al respecto.

Para luego desclasificar que poco después de que ella naciera, su mamá tuvo claro que el hombre tenía una familia paralela. “Mi mamá iba conmigo en brazos a un control y mi papá se sube a la micro con su otra familia. Mi papá la vio y se hizo el loco, como que no la conocía, se bajaron en el mismo paradero y le volvió la cara como si no la conociera. Ese momento para ella debe haber sido muy triste”, indicó.

Uno de los primeros recuerdos de infancia de Pamela es cuando la otra mujer de su padre llegó a su casa a hacer un escándalo.

“Llegó a encarar a mi mamá, entró gritando, me imagino que muy shockeada. Agarró a mi papá a charchazos, y cuando me vio se volvió loca, mi hermana me tuvo que sacar a una pieza mientras afuera esta señora insultaba a mi mamá y mi papá porque yo había nacido”, señaló.

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“Él no fue un hombre agresivo ni déspota, pero en su actuar de responsabilidades era un desastre. Era re bueno para dejarme plantada en el colegio. Cuando yo sabía que me iba a buscar él yo me relajaba y me gastaba la plata para la micro, y tantas veces me pasó que no llegaba, y yo tenía que pedir plata en la calle para irme a mi casa. Y eso me dolía mucho porque me hacía sentir humillada”, recordó la comediante, y agregó que la mayor decepción fue cuando le dijo que quería entrar a la universidad, y él no quiso ayudarla económicamente.

“Me pasaba que yo decía ‘¿Cómo a mi papá no le importa nada mío?’. Yo no sé si hay una autocrítica de parte de él, nunca me ha pedido perdón (...) Yo a mi papá le tengo mucho cariño. A veces se me olvida que existe, muchas veces no le contesto el teléfono, pero no es voluntariamente, es porque no es una prioridad en mi vida”, reflexionó sobre su progenitor.