Jugar con los padres: el mayor beneficio para los hijos

La actividad cerebral de ambas partes se beneficia con el juego, y además fomenta las relaciones sociales.

Así lo concluyó una investigación realizada en la Universidad de Princeton en Estados Unidos, donde 42 participantes  se sometieron a un experimento con un nuevo sistema de neuroimagen cerebral dual denominado “espectroscopia funcional de infrarrojo cercano” o NIR, en el cual se podía visualizar la actividad neuronal y la oxigenación del cerebro.

Los bebés participantes en esta investigación fueron estimulados de tal manera, que se pudo concluir que la cercanía y funcionamiento cerebral eran diferentes cuando estos se encontraban en contacto visual, jugando y/o compartiendo con sus padres, y que por el contrario esta conexión desaparecía cuando se separaban.

Como primer paso los niños interactuaban con una persona extraña por un tiempo máximo de 5 minutos. Después, el niño jugaba con sus padres, mientras dos personas a su lado conversaban, tratando de entretenerlos. Los resultados arrojaron información precisa de que la corteza prefrontal era la zona más estimulada y que la conexión cerebral entre ambos se daba de manera dinámica, incluso dando a notar que cuando padres e hijos juegan juntos, el cerebro de los niños es capaz no sólo de recibir información, sino que también están aptos para ayudar a los adultos a tomar decisiones en cuanto a que palabra decir o cual juguete elegir.

Jugar ayuda a la creatividad, imaginación y relacionarse con el ambiente, pero gracias a esta investigación, se determinó igualmente que el juego entre los bebés y los padres, ayuda a la comunicación y sincronía de los cerebros entre ellos. Además el juego fomenta el conocimiento mutuo como familiares, ya que permite observar con detenimiento cuales son las decisiones, emociones y sentimientos que puedan tener nuestros hijos en diferentes situaciones que se le puedan presentar y como pueden llegar a resolverlos.