¿Tu hijo no quiere comer? Prueba estos sencillos tips y verás los resultados

¡Si bien no es para nada de fácil, tampoco es imposible!

Al parecer los platos de legumbres, a pesar de ser muy nutritivos, no suelen ser los platos preferidos de los más pequeños del hogar, y parece que tampoco de los adultos. Y es que a pesar de que entidades como la Organización Mundial de Salud (OMS) y el Ministerio de Salud nacional recomiendan el consumo de legumbres entre una y dos veces por semana, las personas en general comen muy de vez en cuando platos como porotos, lentejas o garbanzos, ya que tienen la reputación de ser “muy pesados para el estómago”.

“Hoy en día los niños ya no están consumiendo legumbres y algunos de los factores que están generando esta disminución es que la persona que se encarga de las compras de la casa no las consume tampoco, por lo cual no las incluye dentro de la canasta familiar. También influye la poca variedad en las preparaciones de estos alimentos, lo que las hace poco atractivas para los niños”, indica Claudia Narbona, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico.

Los beneficios de consumir legumbres son múltiples: reducen el riesgo de enfermedades coronarias, pueden disminuir el declive cognitivo y los síntomas de la menopausia, contribuyen a la salud de los huesos y reducen el riesgo de fracturas por osteoporosis, y ayudan a estabilizar los niveles de azúcar e insulina en la sangre, entre otros. La idea es que los niños no se pierdan las bondades de estos destacados productos. Pero, ¿cómo instalar el consumo de legumbres en los niños pequeños?

 “Se recomienda que sea entre las edades de 2 y 3 años de vida, ya que allí es cuando se inicia el proceso de creación de hábitos alimentarios y, por lo tanto, es ahí cuando se deben introducir todos los gustos, hacerles probar diferentes cosas y enseñarles a comer equilibradamente. Ahora bien, si se quiere tener un mejor resultado, lo recomendable es que a los 8 meses se les empiece dar pasadas por cedazo, es decir, sin el hollejo, en reemplazo del tipo de carne que se le incorpora a la papilla”, explica la experta.

“Existen muchas formas de incorporar este valioso alimento a la dieta de los niños y lograr que estos las consuman sin chistar, pero para eso se debe salir de las típicas preparaciones tradicionales de las legumbres, como caldos, sopas o guisos, sobre todo acompañadas de algún trozo de carne o embutido. Recordemos que hay muchas variedades. Podemos darles porotos viejos o granados, garbanzos, lentejas y arvejas viejas, ya que de esta manera se fomenta la incorporación de nuevos sabores”, agrega la académica de la Universidad del Pacífico.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) entrega una serie de recomendaciones para fomentar el consumo de legumbres en niños: comenzar por lo familiar, como por ejemplo hacer la popular salsa hummus; eliminar la textura blanda, lo que se puede lograr cociendo las legumbres secas; hacer que los pequeños participen en el proceso de compra y de cocción, por ejemplo haciendo que ellos cocinen una hamburguesa de lentejas; crear diferentes diseños al organizar el plato; y mezclar en las sopas y salsas favoritas.

Finalmente, la docente entrega un par de recetas que pueden servir para incluir las legumbres en la dieta de los niños de maneras más atractiva:

Ensalada: Especialmente en verano, se pueden presentar las legumbres como un ingrediente más de una ensalada variada con tomate, pepino, lechugas, maíz, pimiento y zanahoria. La lenteja, el poroto y el garbanzo entran en el conjunto, dándole un toque sabroso.

Faláfel: Se hacen con el garbanzo crudo remojado, colado y pasado por la trituradora, añadiendo ajo, comino, cebolla cruda, perejil y huevo, hasta obtener una masa compacta que se puede freír o hacer al horno en forma de croquetas. Se acompaña con una salsa hecha con yogurt y pepino muy picado.